El Doctor Manuel Guzmán, reumatólogo del Hosptal Virgen de las Nieves que estuvo con nosotros en un videochat sobre fibromialgia, nos escribió alguna información para saber más sobre el tema.
Aquí están su información:
La fibromialgia
es un síndrome crónico caracterizado por dolor generalizado que, en algunos
casos, puede llegar a ser invalidante. Es un problema importante de salud por
su elevada prevalencia, morbilidad y por el alto índice de frecuentación y
consumo de recursos sanita rios que origina. La prevalencia estimada en la
población española es del 2,7%, siendo de un 4,2% para el sexo femenino y 0,2 %
para el masculino (EPISER).
Ya en el siglo
XVIII podemos recoger descripciones del síndrome en la literatura francesa si
bien con denominaciones distintas ( fibrositis entre otros).
En el año
1990 Wolfe establece los criterios de
diagnóstico y clasificación asumidos por la ACR y reconocidos por la OMS en
1992 tipificándose en el manual de Clasificación Internacional de Enfermedades
(CIE-10) con el código M79.0 ( en la CIE-9-MC es el 729.0).
Se trata de un
síndrome complejo, de etiología desconocida, evolución variable y que con
frecuencia va asociado a otras patologías, para el que no existían criterios comunes
sobre el diagnóstico y tratamiento, lo que podría estar originando diferencias
en el abordaje de estos pacientes. Ante esta problemática, un Grupo de Trabajo,
coordinado por la Unidad de Prestaciones de la Subdirección General de
Programas y Servicios sanitarios, elaboró un documento en el que se recogen
directrices acerca del diagnóstico y tratamiento de la Fibromialgia en el que
se señala su impacto vital, familiar, sanitario y laboral, con la finalidad de
que la mayoría de los profesionales sanitarios siguieran una pauta de actuación
común.
Dentro de la Comunidad Autónoma Andaluza se contempla dentro del Mapa de
Procesos Asistenciales, estableciéndose perfectamente los circuitos de
actuación desde la atención primaria a la especializada. En la elaboración de
estos protocolos han intervenido profesionales, oídas las demandas de los
pacientes y las asociaciones mas representativas.
El diagnostico
de la enfermedad se establece en base a un buen interrogatorio en el que se
recoge como síntoma clave el dolor generalizado, que se agrava con el estrés,
el frío y la actividad física mantenida. La forma de aparición y su desenlace
se relaciona con múltiples circunstancias ( traumatismos, accidentes,
infecciones, etc). Otros síntomas como
el cansancio físico, la sensación de rigidez matutina, alteraciones del sueño,
parestesias (hormigueos) en manos y pies, cefaleas, inestabilidad, alteraciones
de la concentración o memoria forman parte del cortejo sintomático. El médico
en la exploración física detecta dolor selectivo a la presión sobre
determinados puntos que se conocen como “Tender Points”. Es muy importante
resaltar que no existe ninguna prueba que sea decisiva para el diagnostico. Las
Radiografías, el TAC, la RNM solo sirven para descartar otras enfermedades que
pudieran asociarse, por tanto, un médico que conozca bien la enfermedad no
precisa mas que una entrevista bien dirigida y una exploración física para
llegar al diagnóstico correcto.
La FM no acorta
la esperanza de vida de los pacientes, pero puede afectar de manera importante
su capacidad funcional, limitando las actividades de la vida diaria, si bien la
pérdida de la capacidad funcional no tiene por qué ser progresiva e
irrecuperable en todos los pacientes. Los más jóvenes, y con síntomas menos severos al inicio, tienen más probabilidad de recuperación a los
dos años de evolución. Sólo el 5% presenta una remisión completa de los
síntomas a los 3 años y un 20% consigue una mejoría importante.
La evaluación de
la incapacidad funcional en la FM es controvertida. En los estudios llevados a
cabo hasta el momento, no se ha encontrado una herramienta que permita evaluar
objetivamente la intensidad de la afectación que ocasiona. Por otra parte, la
ausencia de pruebas complementarias que nos indiquen de manera objetiva la
severidad de la enfermedad determina imprecisión a la hora de establecer el
grado de afectación de la calidad de vida y de la incapacidad.
Habitualmente se
utilizan cuestionarios validados para medir capacidad funcional en enfermedades
músculo esqueléticas. En España, el estudio EPISER midió la capacidad funcional
aplicando dichos cuestionarios llegando a la conclusión de que los pacientes
afectados de FM poseen una peor función de sus capacidades físicas, pasan mas
días en cama y pierden más días de trabajo que los controles sanos. La edad
media de la vida, realizar trabajos pesados, recibir una pensión por
incapacidad y presencia de acontecimientos estresantes previos a la aparición
de la FM son factores de riesgo añadido. Una adecuada actividad física actuaría
como factor de protección. En un estudio realizado por Wolfe en 1997 en el que
valoraba la capacidad funcional y laboral de los pacientes con FM, la mayoría
de ellos (64,3%), referían ser capaces de trabajar todos ó la mayoría de los días,
aunque el 20% indicada no poder trabajar nunca ó solo algunos días.
Impacto laboral:
La FM tiene una
elevada prevalencia y es más frecuente en las décadas de edad productiva, por
lo que sus repercusiones a nivel laboral pueden ser importantes. Sin embargo,
la situación laboral de las personas con FM varía de unos países a otros
dependiendo de que sea ó no reconocida
como enfermedad incapacitante.
En España no se
dispone de información específica para FM pero podemos decir que:
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La
lumbalgia y la FM son las dos patologías más frecuentes en sujetos con IL por
enfermedad reumática.
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Entre
los pacientes con FM seguidos en las consultas de reumatología, un 6,7% son
pensionistas por esta causa y el 78,5% de los pacientes con trabajo remunerado
había estado en algún momento de baja por éste motivo.
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Hay
otros factores predisponentes ó asociados que pueden determinar el grado de
incapacidad. Se desconoce el porcentaje de pacientes con FM que llegan a una
situación de IL permanente.
En cuanto al
impacto sobre el sistema sanitario se atribuye a los pacientes una media de 10
visitas/año a su médico con un consumo medio de 2,7 fármacos relacionados con
la enfermedad en cada periodo de 6 meses. Existe mayor probabilidad de sufrir
intervenciones quirúrgicas en estos pacientes.
El estudio
EPISER sitúa a la FM como uno de los procesos crónicos asociados a mayor
consumo de tratamientos farmacológicos. El London Fibromyalgia Epidemiology
Study, realizado en población canadiense estima en el doble el consumo de
fármacos y servicios de salud en pacientes con FM respecto a los controles
sanos.
Una mención
especial requiere el enfoque sociolaboral, ya que el mantenimiento de una
actividad laboral compatible con la evolución de la FM es de una gran ayuda
para el paciente en el curso del proceso. La conservación de la máxima
integración en las empresas de estos pacientes requiere de una estrecha
coordinación de los servicios asistenciales con los de salud laboral y recursos
humanos para evitar que una falta de comunicación origine un prematuro e
inadecuado cese en la actividad laboral, que, lejos de facilitar la evolución
de la FM, empeore su pronóstico, cuando un ajuste y adecuación a su debido
tiempo de la actividad puede contribuir decisivamente a una mejoría del
pronóstico.